Di “no” a veces, no pasa nada

Pero, ¿cuándo está bien rechazar a un cliente potencial? ¿Incluso cuando las cosas empeoran? ¿O si se necesitan urgentemente nuevos ingresos? ¿Puede permitirse el lujo de despedir a un nuevo cliente en estos tiempos?

Si un inquilino no puede aportar pruebas válidas de su identidad o dirección de correo electrónico, es fácil rechazar educadamente a alguien basándose en las normas de la casa. Pero se pueden concebir otras situaciones en las que la línea sea menos fácil de trazar. Algunos ejemplos de la vida real:

‘Tengo que mudarme de casa en 30 días y quiero guardar mis cosas hasta que encuentre otra cosa’.
¿Cuál es su unidad más barata? No me importa lo grande que sea éste’.
‘¿Tienen aseo y acceso las 24 horas?’
‘No me interesa tu explicación, sólo quiero una caja’.

Este tipo de cliente potencial te da mala espina, pero ahora tienes unidades libres, así que tienes que pensar en otra cosa para echar a este cliente. ¿Y cómo reaccionará éste?

Comuníquese claramente con antelación

– Sea claro y transparente desde el primer momento de contacto.
– El cliente debe facilitar siempre un documento de identidad y una dirección de correo electrónico.
– Pregunte siempre por qué se quiere alquilar y qué tipo de mercancías se van a almacenar. Si las respuestas siguen siendo vagas o evasivas, no se pueden hacer reservas.
– Comente previamente con el cliente las normas y condiciones que aplica.
¿Éste no lo escuchará o lo aceptará? A continuación, deje claro que no se puede realizar ninguna transacción.
– ¿Opera desde un parque empresarial vigilado? A continuación, explique que las actividades nocturnas en la zona no son apreciadas por la seguridad.

Durante el periodo de alquiler

A veces, sólo más tarde se hace evidente que el comportamiento de alguien no es aceptable. Supongamos que tiene un cliente que hace demandas poco razonables, ladra a otros clientes o regaña regularmente a su personal. Hace caso omiso de las normas de almacenamiento de su empresa y sigue su propio camino.
Otro cliente monta un puesto en el mercado y empieza a vender cosas desde el local alquilado los sábados. Allí acuden todo tipo de compradores.
¿Piensas entonces, déjalo estar, después de todo, me hace ganar dinero?

Ten en cuenta que este tipo de clientes también suelen retrasarse en el pago, dejan suciedad y pueden arruinar tu reputación. Pon fin a la relación lo antes posible. Indíqueles las condiciones de alquiler y dígales que son las mismas para todos. Desviarse de esto no será apreciado por sus otros clientes.

Traza una línea clara y cíñete a ella. Usted y sus empleados se sentirán mejor. Al hacerlo, también envía un mensaje claro a todos sus clientes sin discapacidad. Estos, por supuesto, constituyen la gran mayoría de su clientela. Aunque eso pueda provocar una mirada de enfado, un portazo o un insulto. Su negocio lo vale.

Así que a veces decir “no” está muy bien.